Le paso a la amiga de una amiga.
María Teresa era un artista muy conocida en su ciudad no solo por su fama profesional, sino por su buen carácter y optimismo.
Su amiga Martina, estaba asombrada como María Teresa simplificaba todo en su vida, eso de ver el vaso media lleno constantemente le parecía sospechoso, por lo que un día decide preguntarle como lo hacia:
Martina: yo no entiendo María Teresa ¿cómo es que siempre andas de buena cara y buen humor?
María Teresa: Si tienes tiempo nos tomamos un café y te cuento.
Martina: ¿y para que tomarnos un café? ¡Explícamelo y ya!
María Teresa: ¡Vamos! que con un café lo entenderás mejor.
Martina no muy convencida accede a tomarse el café y María Teresa le dice que no se preocupe que solo tomará un momento.
María Teresa: Lo que pasa Martina es que yo cada mañana al despertar tomo una decisión. Me pregunto si quiero pasar un buen día o un mal día, entonces la decisión es bastante fácil ¡decido pasar un buen día!
Entonces Martina la queda mirando con cara de asombro sin decir una palabra.
María Teresa: ¿y que te parece lo que hago?
Martina: ¿y eso es todo?
María Teresa: ¡Eso es!
Martina: ¡No lo puedo creer! Ósea ¿a ti no te afecta lo que pasa durante tu día?
María Teresa: Claro que me afecta, pero siento que si cada mañana decido tener un buen día, entonces también puedo escoger como me afectan los eventos que me pasan en el día. Si me caigo, me paro y ¡ya! No dejaré que eso me arruine el día.
Martina: ¿y si te pasa algo grave?
María Teresa: creo que también puedo escoger y sobre todo aprender.
Durante el café, Martina continuo argumentando con historias trágicas de desenlaces adversos. María Teresa le mostró en cada caso que había una posibilidad positiva. A pesar de la conversación, Martina no quedo muy convencida y siguió pensando que solo con la actitud no se arreglan las cosas.
Al cabo de un tiempo, Martina se enteró por una amiga en común que María Teresa había sufrido un robo. Un hombre había entrado en su casa golpeándola y robándole. La dejó gravemente herida. Fue a visitarla al hospital pero no pudo verla ya que la estaban operando. Martina comento: “pobre María Teresa, ahora si que su optimismo no le sirve para nada.”
Después de un tiempo, María Teresa se recuperó del robo y sobretodo de la operación. Se reunieron a tomar un café y a comentar sobre el incidente:
Martina: ¡que feliz me hace verte recuperada! ¡ha sido horrible todo lo que paso!
María Teresa: La verdad es que todo este evento ha tenido sus momentos, y debo decirte que me siento tremendamente afortunada. He de confesarte que pensé que me moría. Cuando estaba tirada en el suelo toda golpeada de repente se me ocurrió pensar en que podía hacer, y entonces me di cuenta que tenía el celular cerca he hice el esfuerzo de alcanzarlo. Cuando lo tuve en la mano pude pedir ayuda y pronto llego la policía y los paramédicos a ayudarme. Todos los que estaban ahí me alentaron y me decían que todo estaría bien, que solo tenía que ser fuerte ¡y así lo hice! El medico que operó en mi, me miraba con cara de desgracia y lo quede mirando diciéndole que me ayudara a salir bailando del hospital, y él se sonrió. Me preguntó información que pude contestar por lo que sentí que estaba en un buen lugar. Lo que paso fue muy difícil y a pesar de eso me siento muy afortunada de tener tanta gente a mi lado apoyándome.
Siento que este accidente me hace creer aún más en mi optimismo.
El optimismo se niega a creer que el camino termina sin opciones.
Robert H. Schuller
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It happened to a friend of a friend
Jane was a well-known artist in the city, not only for her professional recognition but also for her great character and optimism.
Her friend Mary was amazed at how Jane simplified everything in her life; for Jane it was all about the cup half full which was doubtful to Mary. One day, she decided to ask her how did she do it:
Mary: I don’t understand Jane, how is it that you always have a smile in your face; you seem in such of good mood?
Jane: Let’s have a coffee and I will tell you about it.
Mary: What do we need a coffee for? Just explain it to me!
Jane: Let’s go! With a coffee you will understand it better.
Mary wasn’t much into it, but she agreed to coffee. Jane told her that coffee would take just a few minutes. Once at the table, Jane starts the conversation:
Jane: Every morning the soonest I wake up, I make a decision and I ask myself: is this going to be a good day or a bad day? Right there and then I decide that is going to be a good day!
So, Mary looks at her and astonished by her answer, she did not have words for her.
Jane: What are you thinking?
Mary: Is that it?
Jane: That is it!
Mary: I can’t believe you! So, aren’t you impacted with what happens during the day?
Jane: Of course I am! But I think if every morning I decide that I will have a good day, then I can also choose how the events of the day are going to impact me. If I fall, I get up and that is it! I will not let that fall ruin my day.
Mary: And if something tragic happens?
Jane: I think I can also choose and above all learn.
Throughout coffee, Mary continued arguing with tragic stories with adverse results. Every time Mary was able to show her another side of the story. Even though they spend sometime talking about the subject, Mary was still unconvinced and kept thinking that just for having a good attitude, that wouldn’t solve anything.
Jane and Mary didn’t see each other in a while; later Mary through a mutual friend found out that Jane had had a robbery. A man had entered in her house beating her up and stealing from her; he had left her badly injured. Mary went to visit Jane at the hospital but she couldn’t see her since they were operating on her. Mary thought: “poor Jane, now her optimism is not helping her.”
After a while, Jane recovered from the robbery and above all the operation. They met for coffee to update on the events:
Mary: I am so happy to see you fully recovery! Everything was horrible!
Jane: The truth is that this whole event has had its moments, and I must say that I feel very fortunate. I have to confess that I thought I was dying. When I was lying on the floor, all of the sudden it occurred to me to think ‘what can I do?’ then I realized that I had the cell phone nearby and I made an effort to reach it. When I had it in my hand, I called for help and soon the police and paramedics arrived. Everyone there encouraged me and told me that everything was going to be OK; I just need it to be strong. I focus on that! The doctor who operated on me looked at me with a face of misfortune so I told him that I needed his help to get out dancing from the hospital, and he smiled! He asked me general information that I was able to answer so I felt I was in a good place. What happened was very difficult but despite that I feel very fortunate that many people had supported me.
This robbery makes me believe even more in my optimism.
The optimist refuses to believe that the road ends without options
Robert H. Schuller