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Yoga at Home

Nutriendo el Amor / Nurturing Love


Hace algunos años atrás, en la parte norte del mundo, conocí a Karen. Se acababa de casar y su marido le ofreció aventurarse en tierras frías al otro lado del globo. No éramos amigas en ese entonces, sin embargo, debido a nuestro idioma compartido y las similitudes en la cultura, ella se sintió segura de expresar su frustración, principalmente debido a la falta de sus productos favoritos, o las insoportables condiciones climáticas, también el idioma, la cultura, el paisaje, o lo que fuera. Todo a su alrededor era una buena excusa para protestar y yo estaba ahí para que ella se sintiera escuchada.


Durante mucho tiempo pensé que Karen no resistiría las molestas diferencias y que eventualmente habría decidido regresar a su país a una vida en paz y con mayor coherencia. Sin embargo, sigue casada con el mismo chico, y poco a poco ha ido encontrando alternativas para llevar su vida con mayor armonía interna.


Ahora volvamos a la historia. Años después nos encontramos con Karen en tierras lejanas de otro continente, donde una aventura inesperada estaba a las puertas de su hotel. Para entonces, éramos amigas y esta es la historia que ella me ha dado permiso para escribir.


Pasaron los años y Karen y yo nos encontramos en tierras lejanas en otro continente, en donde una aventura inesperada estaba a la puerta de su hotel.


Antes de su viaje a tierras lejanas, Karen se sentía débil, cansada, sin mucha energía para la vida y menos para el amor. Por otro lado, su esposo luchaba contra el envejecimiento y quería estar en constante demostración de su virilidad mostrando la presencia de testosterona en su cuerpo.


En teoría, este viaje tenía la misión de empujar a Karen a territorios más calientes, donde sus cuerpos se juntarían en posturas exóticas, demostrándole así a su marido que él seguía siendo válido, y que hacer el amor de forma desenfrenada no estaba reservado para la juventud.


Karen, por otro lado, solo quería dormir, tal vez ir de compras porque era barato, pero estar en la cama con su esposo era algo que quería evitar a toda costa. Incluso se emborrachó varias veces pensando que entre el calor y la embriaguez podría evitar su presencia en el amor.


El esfuerzo de tener sexo la estaba agotando; la falta de conexión estaba creando una distancia que no sabía cómo manejar, y el hecho de tener que inventar excusas todo el día la estaba haciendo sentir miserable. Él, por su parte, hizo todo lo posible por ignorar su falta de interés insistiendo en que el sexo la curaría de todo.


Una noche después de cenar, ella le confesó que ya no tenía ganas de intentar hacer el amor:

¿Qué quieres que haga? ¡No quiero! Y no es que no te quiera,

es que a mi cuerpo no le pasa y ya no puedo seguir fingiendo

porque hasta eso me cansa.


Esa noche sintieron que no tenían nada más que decirse, por lo que el silencio invadió el espacio dejando sus mentes nubladas llenas de dudas y desolación. Se fueron a la cama sin hacer ningún intento de tocarse mientras estaban juntos.


A la mañana siguiente, Karen se levantó antes que él y salió rápidamente a la calle. Inconscientemente, comenzó a buscar una respuesta divina a esta dolorosa situación en la que se encontraban.


Es importante entender que ella ama a su esposo y quiere estar con él, pero no sabe cómo, y que él la ama y quiere estar con ella, pero no quiere forzar más la situación.


La busqueda sin dirección llevo a Karen frente a un letrero que decía: Masajes con final feliz. Impulsada por la curiosidad, entró. El personal de la recepción procedió rápida y atentamente a presentarle todas las alternativas de finales felices.


Con sonrisas en sus caras, los empleados le mostraron un catálogo lleno de juguetes sexuales, fragancias especiales, ropa erótica, decoraciones sugerentes, aceites, piedras y otros artículos difíciles de describir. También había una sección adicional con imágenes de hombres, mujeres, lady boys y otros personajes que estaban disponibles para la fantasía.


El lugar estaba abierto para personalizar el servicio y atender los deseos del cliente sin hacer preguntas.


Karen asombrada por la oferta, decidió investigar más a fondo. Las limitaciones del idioma no permitían que se entendieran las preguntas y las respuestas se daban sin gran precisión; sin embargo, cuanto más veía, más ideas se le venían a la cabeza.


Motivada por su hallazgo, caminó directamente al hotel donde él la estaba esperando. Se unió a él en la mesa del desayuno donde le presentó su descubrimiento.


Karen explicó en detalle lo que acababa de encontrar; él, cada vez más sorprendido, la miró con asombro, haciendo un esfuerzo por escuchar todo lo que tenía que decir. Gradualmente, se interesó y los detalles llegaron a su imaginación; una sonrisa inesperada se dibujó en su rostro.


Ella continuó a explicarle el plan.


No revelaré el plan aquí; solo puedo decir que pocas horas después llegaron tomados de la mano al lugar de masajes en donde el personal los esperaba. Se detuvieron en la recepción, donde ella se giró besándolo suavemente en los labios y susurrándole suavemente al oído: Te amo.


Ella se fue a una cafetería cercana donde luego se encontraron para continuar su vida en pareja.


Hoy siguen juntos, el amor ha crecido con serenidad y cuidado, y este episodio, aunque ninguno de los dos lo pensó así, los ha unido más que antes.



Lo que veo en esta Historia


Para mí, esta pareja se atrevió a mirar el amor desde otro lugar, donde la generosidad toma la pasión de la mano y la convierte en energía cuidadosa hacia el otro.


Tengo un gran respeto y admiración por la forma en que Karen le dio a su marido lo que dijo necesitar, y a él por aceptar el regalo.


Atreverse a buscar alternativas, muchas veces significa salir de nuestra zona de confort, allí podemos encontrar maravillas y novedades y eso puede convertirse en una oferta para el otro, sin embargo esta oferta puede ser aceptada o no.


El amor es el acto generoso de dar y recibir, aunque apreciar el amor en su totalidad, a veces significa disfrutar lo que otros logran entregar y nosotros apreciar.


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Few years ago, up in the northern part of the world, I met Karen. She had just married and her husband offered her to venture into cold lands on the other side of the globe. We weren’t friends back then, however due to our shared language and similarities in the culture, she felt confident to pour out her frustration, mainly due to the lack of her favorite products, or the unbearable weather conditions, also the language, the culture, the scenery, or whatever. Everything around was a good excuse to protest, and I was there for her to feel heard.


For a long time, I thought Karen would not resist the annoying differences and that eventually she would have decided to return to her country to a life in peace with greater coherence. However, she is still married to the same guy, and little by little she has been finding alternatives to lead her life with greater internal harmony.


Now back to the story. Years later, we met in distant lands on another continent, where an unexpected adventure was at the doorstep of her hotel. By then, we were friends and this is the story she has given me permission to write.


Before we met in far away lands, Karen felt weak, tired, without much energy for life and less for love. On the other hand, her husband was fighting aging and wanted to be in constant demonstration of his virility showing the presence of testosterone in his body.


In theory, this trip had the mission to push Karen to hotter territories, where their bodies would come together in exotic positions, thus demonstrating to her husband that he was still valid, and that making love in unbridled ways was not reserve for the youth.


Karen, on the other hand, just wanted to sleep, maybe go shopping because it was cheap, but to be in bed with her husband was something she wanted to avoid as much as she could. She even got drank several times thinking that between the heat and the intoxication she could avoid her presence in love.


The effort to have sex was wearing her down; the lack of connection was creating a distance that she did not know how to deal with, and the fact that she had to make excuses all day long was making her miserable. He, on his side, did his best to ignore her lack of interest insisting that sex would cure her of everything.


One night after dinner, she confessed to him she didn´t feel like trying to make love anymore:

What do you want me to do? I do not want to! And it's not that I don't love you,

it's that it doesn't happen to my body and I can't keep pretending anymore

because even that tires me.


That night, they felt they had nothing else to say to each other, so the silence invaded the space leaving their foggy minds full of doubts and desolation. They went to bed without making any attempt to touch each other while together.


Next morning, Karen got up before he did and quickly went out to the streets. Unconsciously, she started searching for a divine answer to this painful situation they were in.


It is important to understand that she loves her husband and wants to be with him, but she doesn't know how, and that he loves her and wants to be with her, but he doesn´t want to force the situation anymore.


Eventually, Karen´s wondering around placed her in front a sign that read: Happy Ending Massage. Driven by curiosity, she went in. The staff at the front desk quickly and attentively proceeded to introduce her to all the happy ending alternatives.


With smiley faces, the employees showed her a catalog full of sex toys, special fragrances, erotic clothes, suggestive decorations, oils, stones, and others items hard to describe. There was also an additional section with pictures of men, women, lady boys and varies characters that were also available for the desire fantasy.


The place was open to customize the service to attend the client’s desires, no questions asked.


Karen astonished by the offer, decided to investigate further. Language constrains didn’t allow questions to be understood and answers to be delivered with precision, however the more she saw, the more ideas got into her head.


After feeling motivated by what she found, she walked straight to the hotel where he was waiting for her. She joined him at the breakfast table where she introduced him to her discovery.


Karen explained in detail what she just found; he, increasingly surprised, looked at her with extreme wonder, making an effort to listen to everything she had to say. Gradually, he became interested and the particulars reached his imagination; an unexpected smile was drawn on his face.


She continued by explaining to him the plan.


I will not reveal the plan here; all I can say is that few hours later, they arrived holding hands at the parlor where the staff was waiting for them. They stopped at the front desk, where she turned kissing him gently on the lips and softly whispering at his ear: I love you.


She left to a coffee shop nearby where later they met to continue their life as a couple.


Today, they are still together, love has grown with serenity and care, and this episode, although neither of them thought as this, it has unified them more than before.


What I see in this story


For me, this couple dared to look at love from another place, where generosity takes passion by the hand and turns it into careful energy towards each other.


I have great respect and admiration for Karen's way of giving him what he said he needed, and for him for accepting the intended gift.


Dare to look for alternatives, often means getting out of our comfort zone, there, we can find wonder and novelty and that might become an offer to the other, however this offer can be accepted or not.


Love is the generous act of giving and receiving, though appreciating love in its totality, sometimes means to enjoy what others achieve to deliver and us appreciate.

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